Estructura de una clase de Pilates Clásico. Diferencias entre Clásico y Contemporáneo
Estructura de una clase de Pilates Clásico
El Pilates clásico sigue fielmente la metodología original desarrollada por Joseph Pilates, conocida como Contrología. Se basa en una secuencia predeterminada de ejercicios y el uso de los aparatos originales diseñados por Pilates. A continuación, se detalla la estructura de una clase clásica típica, cómo varía según el nivel del practicante, las diferencias clave con el enfoque contemporáneo, y consideraciones didácticas para impartir una clase al estilo clásico.
Estructura de una clase clásica
Una clase de Pilates clásico está cuidadosamente estructurada siguiendo el orden original de los ejercicios tal como Joseph Pilates los concibió. Tradicionalmente, una sesión clásica completa puede incluir trabajo en colchoneta (Matwork) y en aparatos (Reformer, Cadillac, Silla Wunda, Barriles, etc.), manteniendo siempre la secuencia y principios originales. El orden de los ejercicios no es arbitrario: cada movimiento prepara el siguiente, creando un flujo continuo y equilibrado.
Orden original de ejercicios en Matwork
En el repertorio clásico de Matwork (ejercicios en colchoneta), Joseph Pilates estableció una secuencia fija de 34 ejercicios, publicada en su libro “Return to Life Through Contrology”. Esta serie, conocida como la secuencia clásica de Pilates Mat, comienza con movimientos de calentamiento y activación del centro (“Powerhouse”) y progresa hacia ejercicios más avanzados. Por ejemplo, inicia con The Hundred (El Cien) seguido de The Roll Up (Rodar hacia arriba), The Roll Over (Rodar hacia atrás con piernas extendidas), Single Leg Circle (Círculo con una pierna), Rolling Like a Ball (Rodar como una pelota), etc., y continúa incorporando ejercicios abdominales, de flexibilidad y fuerza hasta culminar con movimientos avanzados como Boomerang (El Bumerán) o Push Up (Flexiones) . Cada ejercicio está situado en un orden lógico que busca calentar el cuerpo, luego fortalecer el núcleo y mejorar la flexibilidad, para finalmente desafiar la integración y el control total del cuerpo. Joseph Pilates enfatizaba que no solo importan los ejercicios en sí, sino también el orden en que se realizan, ya que cada uno prepara al cuerpo para el siguiente . En una clase clásica de Mat, por lo tanto, el instructor guía a los alumnos a través de esta secuencia original, manteniendo transiciones fluidas y sin saltarse movimientos, de modo que la sesión tenga un flujo ininterrumpido y coherente.
Secuencia clásica en el Reformer
El Reformer es el aparato principal del Pilates clásico y también cuenta con una secuencia original de ejercicios predeterminada. En la secuencia clásica del Reformer, la primera serie de ejercicios es el Footwork (trabajo de pies), que se ejecuta con la barra de pies: incluye variaciones en posición de pies (puntillas, arcos, talones) y un “estiramiento de talones” con movimiento de muelles . Esta sección inicial calienta las piernas y alinea el cuerpo desde los pies, algo que Joseph Pilates consideraba fundamental para empezar el entrenamiento correctamente . A continuación, típicamente se realiza The Hundred acostado en el Reformer, conectando el centro con la respiración, seguido de ejercicios como el Hundred con correas, la serie de Feet in Straps (por ejemplo, Frog y círculos de piernas) para trabajar la movilidad de caderas y el abdomen. Luego se suelen introducir series clásicas como Short Spine Massage (flexión de columna con piernas en estribos) en niveles intermedios, la serie de Stomach Massage (masaje abdominal) que incluye variantes con la columna redonda y arqueada, la serie de Short Box en el cajón corto (ejercicios como Round Back, Flat Back, Side to Side y Tree) para trabajar el centro y la movilidad de columna, y ejercicios de fuerza y estabilidad como Elephant y la serie de Knee Stretch (rodillas al pecho, espalda arqueada y “knees off” con rodillas elevadas). La secuencia básica suele concluir con movimientos de enfriamiento/estiramiento como Running (correr en el reformer) y Pelvic Lift (puente de hombros con apoyo de pies en barra) . En niveles más avanzados del Reformer clásico se añaden ejercicios adicionales en un orden fijo – por ejemplo: Long Stretch Series (planchas sobre la máquina), Coordination, Snake/Twist (serpiente/torción), Long Spine Massage, High Bridge, Semi-Circle, Chest Expansion, Side Splits, entre otros – completando un repertorio muy rico. Todos estos ejercicios en el Reformer se encadenan uno tras otro con la mínima interrupción posible, enfatizando la fluidez y la transición eficiente entre movimientos. El alumno aprende a ajustar los muelles y la posición de la máquina rápidamente como parte de la dinámica de la clase, de manera que la energía se mantenga elevada durante toda la secuencia. Un punto clave es que el Reformer proporciona resistencia mediante resortes y apoyo, lo que permite trabajar la musculatura profunda con control. El instructor clásico asegura que el movimiento del carro siempre provenga del centro del cuerpo, evitando que los muelles “hagan el trabajo” por el alumno . Así, en una clase clásica con Reformer, se siguen estas series en orden, logrando un entrenamiento completo de cuerpo entero con un flow característico.
Repertorio clásico en Cadillac, Silla y otros aparatos
Además del Matwork y el Reformer, el Pilates clásico incluye una variedad de aparatos originales creados por Joseph Pilates, cada uno con su repertorio de ejercicios. En un estudio clásico tradicional se encuentran el Cadillac (o mesa trapezoide), la Silla Wunda (y también la Silla Eléctrica y la Silla Alta “Baby Chair”), el Ladder Barrel (barril escalera), el Spine Corrector (corrector de columna), el Small Barrel (barril pequeño) y accesorios como el Magic Circle, el Ped-o-Pul, etc. Pilates diseñó estos aparatos para brindar asistencia o desafío adicional en ciertos movimientos y para enfocar el trabajo en áreas específicas del cuerpo. Por ejemplo, en el Cadillac se realizan ejercicios como Tower, Roll Back, Airplane, Leg Springs y Pull-Ups, utilizando barras y muelles para fortalecer el tronco y estirar la columna. En la Silla Wunda se practican ejercicios clásicos como Push Down, Pull Up, Tendon Stretch y la serie de piernas (front/back, side, etc.), que retan el equilibrio y la fuerza del centro en una base más pequeña. Cada aparato tiene una secuencia tradicional: por ejemplo, en la Silla se suele seguir un orden básico de bajadas de pedal con distintos apoyos y posiciones (de pie, sentado, de lado), mientras que en el Ladder Barrel se ejecutan extensiones de columna y laterales de forma progresiva.
En una clase de Pilates clásico bien estructurada, el uso de estos aparatos dependerá del tipo de sesión. En clases grupales es común enfocarse solo en Matwork o solo en Reformer por cuestión de logística. Sin embargo, en entrenamientos personalizados (clases privadas o dúo) de estilo clásico, el instructor puede combinar varios aparatos en una misma sesión, siguiendo el sistema completo ideado por Joseph Pilates. Por ejemplo, una sesión tradicional podría comenzar con ejercicios en el Reformer para calentamiento y fortalecimiento central, luego continuar en el Cadillac para trabajar la flexibilidad o inversiones controladas, pasar a la Silla para desafiar el equilibrio y la potencia de piernas, y quizás finalizar con algunos ejercicios de Mat para centrar y enfriar el cuerpo. Todos los dispositivos se integran bajo el mismo enfoque unificado, manteniendo los principios de Contrología. En un estudio clásico auténtico se busca utilizar todos los aparatos para ayudar al alumno de la manera adecuada según el método . Joseph Pilates concebía su método como un sistema integral: cada máquina o accesorio tiene un propósito específico y complementa a los demás. Por ello, el método auténtico no difiere en nada de la enseñanza original tal como Joseph la concibió; cada ejercicio y aparato es tan ingenioso y profundo por sí mismo que “no hay absolutamente necesidad de usar otros elementos” externos al repertorio original . Esto contrasta con enfoques modernos donde se introducen implementos adicionales (pelotas, bandas elásticas, etc.), pero en el repertorio clásico puro, el énfasis está en dominar los ejercicios tradicionales de cada aparato. En suma, la estructura de una clase clásica puede abarcar varios aparatos, pero siempre respetando la esencia del método: orden, precisión y control en cada ejercicio, independientemente del equipo utilizado.
Variaciones y progresiones por niveles
Si bien Joseph Pilates enseñaba su secuencia de ejercicios como un sistema único, hoy en día se suele adaptar el repertorio clásico según el nivel de experiencia y condición física de los alumnos. En la formación de instructores modernos, el repertorio clásico a menudo se divide en Básico, Intermedio y Avanzado, lo que permite una progresión segura y pedagógica. Esta clasificación por niveles no fue establecida por Joseph Pilates, sino desarrollada posteriormente por distintas escuelas para graduar la dificultad de los ejercicios. A continuación, veremos cómo se adapta la secuencia clásica a cada nivel y cuándo conviene introducir los ejercicios más avanzados.
Adaptación para principiantes, intermedios y avanzados
Nivel principiante o básico: En alumnos principiantes, se introduce primero un subconjunto de los ejercicios clásicos más sencillos, haciendo hincapié en la técnica fundamental. El objetivo en este nivel es enseñar los principios básicos (alineación, respiración, activación del “centro de poder” o Powerhouse, control de movimientos) mientras se fortalece el cuerpo lo suficiente para retos mayores. Por ejemplo, en colchoneta se suelen practicar inicialmente ejercicios como El Cien, El Enrollamiento (Roll Up), Círculos de una pierna (One Leg Circle), Rodar como una pelota (Rolling Like a Ball), Series abdominales básicas (Single Leg Stretch y Double Leg Stretch) y estiramientos sencillos de columna como Spine Stretch. Estos ejercicios básicos se enfocan en la estabilidad del centro y la movilidad espinal sin exigir una fuerza o flexibilidad extremas. Del mismo modo, en el Reformer básico se incluyen ejercicios como Footwork, Hundred, leg circles/frog en estribos, algunos movimientos de caja corta (Short Box – Round Back, Flat Back) y quizá Elephant, que son manejables para un principiante con supervisión. Se evitan en esta etapa los ejercicios acrobáticos o muy complejos. El instructor puede modificar ligeramente la técnica para ayudar al alumno principiante: por ejemplo, acortar el rango de movimiento en un Roll Up si le cuesta subir, o usar almohadillas y ajustes de muelles para dar más apoyo en el Reformer. No obstante, incluso con adaptaciones, la esencia del ejercicio clásico permanece. La secuencia para principiantes suele ser más breve que la avanzada, pero mantiene el orden y la lógica original hasta donde sea posible.
Nivel intermedio: Una vez el alumno domina los fundamentos, se van incorporando ejercicios adicionales y variaciones que aumentan el desafío. El nivel intermedio en Pilates clásico es generalmente el más amplio y “denso” en cuanto a repertorio . Aquí se agregan muchos de los ejercicios clásicos que fueron omitidos al inicio. En Matwork intermedio, por ejemplo, se introducen Open Leg Rocker (Hamaca) para el equilibrio, extensiones como Swan Dive (Salto del cisne), patadas de pierna boca abajo (Single Leg Kick y Double Leg Kick), ejercicios de fuerza de tronco como Neck Pull y Shoulder Bridge (Puente de hombros), y el icónico Teaser (La “V”) , entre otros. En Reformer intermedio se añaden series como Long Stretch (planchas en movimiento), Coordination (coordinación con brazos y piernas), Balance Control Front/Back, extensiones de espalda tipo Swan en el box, y se amplían las variaciones de caja corta y de rodillas. En Cadillac intermedio podrían agregarse ejercicios como Pull Thru, Leg Springs Series completa, etc. La intensidad y complejidad aumentan, pero siempre sobre la base de la técnica aprendida en básico. Es importante destacar que los ejercicios de nivel intermedio a menudo preparan el camino para los de nivel avanzado . Por ejemplo, movimientos como Single Leg Kick y Double Leg Kick desarrollan la fuerza de espalda necesaria para ejercicios avanzados de extensión, o Teaser intermedio sienta las bases para secuencias avanzadas como Teaser en Cadillac o en la Silla. Durante esta etapa, el instructor continúa corrigiendo la forma y puede introducir gradualmente transiciones más fluidas entre ejercicios, con menos pausas, para aproximarse al flujo continuo de una sesión avanzada. El alumno intermedio adquiere más resistencia, flexibilidad y conciencia corporal, pudiendo ejecutar una mayor parte de la secuencia clásica sin modificaciones. Conviene permanecer en el repertorio intermedio el tiempo necesario hasta que la ejecución sea precisa y controlada; de hecho, el nivel intermedio suele practicarse durante bastante tiempo puliendo detalles antes de avanzar al nivel avanzado.
Nivel avanzado: El repertorio avanzado incluye los ejercicios clásicos más exigentes en términos de fuerza, flexibilidad y coordinación. Son aquellos movimientos que Joseph Pilates ubicó hacia el final de su secuencia original por su complejidad. En colchoneta avanzado se encuentran, por ejemplo, Roll Over (Rodar hacia atrás con piernas extendidas por encima de la cabeza), CorkScrew (Sacacorchos), Jack Knife (Navaja), Control Balance (Equilibrio de control), Boomerang y Crab (Cangrejo) , entre otros desafíos considerables. Estos ejercicios implican inversiones, fuertes extensiones de columna, transiciones dinámicas o equilibrio sobre pocas bases de apoyo, y requieren que el alumno tenga un centro muy fuerte y controlado. En el Reformer avanzado se añaden clásicos como Snake y Twist (retos de torsión en apoyos inestables), Star (estrella, equilibrio lateral sobre el carro), Tower inversa en el Cadillac, High Bridge (puente alto apoyando manos en el Reformer), la serie de Swan y Grasshopper en el Cadillac, y secuencias combinadas de alta coordinación. Al llegar a este nivel, idealmente el alumno ya domina prácticamente todo el repertorio básico e intermedio, por lo que puede afrontar la secuencia completa clásica sin modificaciones. La clase avanzada típica recorre los ejercicios uno tras otro en el orden original (tanto en Mat como en aparatos) con un ritmo vigoroso, mínimo descanso y transiciones muy refinadas.
Progresión del repertorio clásico y introducción de ejercicios avanzados
La progresión desde principiante hasta avanzado debe ser cuidadosa y personalizada. En la enseñanza clásica se introducen los ejercicios de forma progresiva: el instructor sigue pasos precisos para evaluar el nivel de cada cliente y su condición física antes de añadir más dificultad . No existe una regla fija de cuántas clases o tiempo exacto debe permanecer alguien en nivel básico o intermedio, ya que depende de la habilidad, la frecuencia de práctica y la calidad de movimiento de cada persona. Sin embargo, sí hay un principio rector: no adelantar al alumno de manera inapropiada . Es decir, un buen instructor clásico no apresurará a un alumno a hacer un ejercicio avanzado hasta que observe que tiene la fuerza, flexibilidad, alineación y control necesarios para hacerlo con seguridad y con la técnica correcta.
Por ejemplo, antes de introducir un ejercicio avanzado como el Jack Knife en colchoneta (una inversión con control abdominal considerable), el profesor se asegurará de que el alumno puede realizar cómodamente inversiones preparatorias como Roll Over y mantener estabilidad en la cintura escapular. Del mismo modo, en el Reformer, no se le pedirá a un alumno que intente un Snake/Twist (ejercicio avanzado de torsión en apoyo lateral) si aún no demuestra suficiente estabilidad en ejercicios intermedios como Side Plank o Mermaid en el Cadillac. Cada ejercicio avanzado tiene prerrequisitos en el repertorio básico/intermedio. El instructor debe identificar esos prerrequisitos y esperar a que el alumno los domine antes de progresar.
Una pauta común en el Pilates clásico es introducir una nueva dificultad de una en una: primero añadir una variación o nuevo ejercicio y ver cómo responde el cuerpo del alumno, en lugar de abrumarlo con muchos elementos nuevos a la vez. Asimismo, las repeticiones suelen mantenerse bajas (5 a 10 repeticiones por ejercicio) incluso en avanzado, priorizando la forma óptima sobre la fatiga excesiva. Conforme el alumno progresa, el instructor también puede reducir las modificaciones que antes ayudaban (por ejemplo, quitar apoyos de cabeza, o bajar la altura de una caja utilizada, etc.), acercando la ejecución a la versión clásica pura del ejercicio.
En cuanto al timing para introducir ejercicios avanzados, algunos alumnos muy dedicados y con buena preparación física pueden avanzar relativamente rápido, mientras que otros necesitan más tiempo en cada etapa. La filosofía clásica favorece la consistencia y la paciencia: es preferible mantener a alguien practicando un repertorio intermedio sólidamente durante meses, si es necesario, antes que añadir ejercicios avanzados para los cuales no está listo, ya que hacerlo prematuramente podría resultar en una técnica deficiente o incluso lesiones. Como indica la metodología clásica, “siempre se progresa al cliente siguiendo un orden muy específico para que se desarrolle físicamente de manera adecuada, evitando lesiones” . El progreso no solo se mide por aprender ejercicios nuevos, sino por la mejora en la calidad de ejecución y la comprensión del método.
En resumen, el repertorio clásico ofrece un camino claro de progresión: Básico sienta las bases, Intermedio construye la mayor parte de las habilidades y consolida la técnica, y Avanzado desafía al alumno a su máximo potencial. Un instructor de Pilates clásico debe conocer a fondo esta progresión y saber cuándo y cómo introducir cada ejercicio nuevo, asegurando que el alumno esté preparado tanto físicamente como en su comprensión de los principios. Siguiendo esta progresión escalonada, el alumno puede eventualmente practicar la secuencia clásica completa con maestría, tal como fue diseñada originalmente.
Diferencias entre Pilates Clásico y Neoclásico/Contemporáneo
A lo largo de las décadas, el método Pilates ha evolucionado dando lugar a distintas interpretaciones. Podemos distinguir dos enfoques principales: el Pilates Clásico, que busca apegarse estrictamente al legado original de Joseph Pilates, y el Pilates Contemporáneo (a veces llamado “neoclásico” o simplemente moderno), que incorpora conocimientos científicos y variaciones modernas sobre la base tradicional. Si bien ambos comparten los principios fundamentales y objetivos similares (mejorar la postura, la fuerza central, la flexibilidad y el control mental-corpóreo), existen diferencias notables en su metodología y en la ejecución de los ejercicios. A continuación compararemos estos enfoques:
Enfoque original vs. adaptación moderna
El Pilates Clásico es esencialmente sinónimo del método original de Joseph y Clara Pilates. Este enfoque respeta rigurosamente la secuencia de ejercicios tal como fue enseñada por Joseph Pilates y sus discípulos de primera generación . Implica realizar los movimientos en el orden predeterminado (ya sea en Mat o en cada aparato) y usar únicamente los aparatos originales diseñados por él (Reformer, Cadillac, sillas, barriles, etc.), manteniendo incluso detalles de diseño en el equipamiento en los estudios clásicos tradicionales. Los entrenamientos clásicos tienden a ser muy estructurados y uniformes: toda la clase sigue la misma progresión fija de ejercicios. La técnica de ejecución busca ser exactamente la que se transmitió en la tradición clásica, sin añadir ni quitar elementos. En consecuencia, las clases de Pilates clásico en general lucen muy similares entre distintos instructores formados en esa línea, ya que todos siguen “la receta” original. Esto aporta consistencia y preserva la esencia del método tal cual Pilates lo concibió. Como resultado, el método clásico a menudo se percibe como más “disciplinado” o incluso estricto: se enfatiza la lealtad al legado por encima de la experimentación. De hecho, los estudios clásicos suelen promocionarse como enseñantes del método auténtico, manteniendo que no difiere en nada de la enseñanza original de Joseph Pilates.
Por otro lado, el Pilates Contemporáneo o Moderno representa una evolución del método, adaptándolo a los conocimientos y necesidades actuales del mundo del fitness y la rehabilitación. Los instructores contemporáneos han incorporado en la práctica de Pilates muchos avances en comprensión de la anatomía, la biomecánica y la fisiología del ejercicio que han surgido desde la época de Joseph Pilates . Esto ha llevado a modificar ciertos ejercicios, eliminar algunos y agregar otros nuevos, buscando mejorar la seguridad o la efectividad para poblaciones específicas (por ejemplo, personas con patologías de columna, adultos mayores, atletas, etc.). Una diferencia clave es que el Pilates contemporáneo suele ser más flexible en la secuencia de los ejercicios: no siempre se sigue el orden clásico estricto, sino que el instructor puede reorganizar la clase según convenga, enfocándose quizá en una temática (ej. “movilidad de caderas”) o en las necesidades del grupo . Se introducen modificaciones individuales con mucha más frecuencia – por ejemplo, un alumno con lesión de cuello podría hacer un ejercicio con soporte de cabeza o sustituir un ejercicio por otro más seguro, aunque eso signifique salirse de la secuencia original. En lugar de un único “guion” fijo para todos, el enfoque contemporáneo aboga por personalizar y adaptar el método a cada cuerpo.
Otra diferencia metodológica es la incorporación de elementos de otras disciplinas. El Pilates contemporáneo a menudo integra en las clases influencias de yoga, entrenamiento funcional, fisioterapia y danza, entre otras técnicas . Esto se refleja tanto en la forma de enseñar (por ejemplo, con más énfasis en la conciencia corporal holística, en la relajación o en patrones de movimiento integrales) como en los ejercicios mismos (añadiendo variaciones inspiradas en yoga, estiramientos funcionales, etc.). Asimismo, se han añadido implementos auxiliares para diversificar la práctica: es común ver en clases contemporáneas el uso de balones de estabilidad, aros mágicos, bandas elásticas, rodillos de espuma (foam rollers), pesas ligeras, etc., que no formaban parte del repertorio clásico original . Estos accesorios permiten nuevas formas de desafío o asistencia y aportan variedad, pero representan una desviación del método purista (que solo empleaba el peso corporal y los aparatos diseñados por Pilates). Incluso los aparatos tradicionales han sufrido adaptaciones: muchas escuelas contemporáneas utilizan Reformers modernos con resortes de diferente tensión o ajustables, camas más anchas, soportes de cabeza regulables, etc., e introducen equipamiento nuevo (por ejemplo, el CoreAlign, MOTR, etc.) que no existía originalmente.
En cuanto a la ejecución técnica, existen también algunas diferencias: El Pilates clásico a veces promueve posiciones y énfasis ligeramente distintos a lo que hacen las escuelas contemporáneas. Un ejemplo común es la posición pélvica en decúbito supino: en el método clásico tradicional, durante ejercicios abdominales como el Hundred o Single Leg Stretch, muchos instructores enseñan una leve retroversión pélvica o “imprint” (aplanando ligeramente la zona lumbar contra la colchoneta) para proteger la espalda y conectar el centro, siguiendo la antigua escuela. En cambio, en el Pilates contemporáneo suele preferirse trabajar en una posición neutra de la columna (manteniendo la curvatura natural lumbar) siempre que sea posible, salvo que la persona no pueda estabilizar, basándose en principios biomecánicos modernos que sugieren que la neutralidad respeta mejor la alineación natural de la columna. Este es solo un ejemplo: podríamos citar también diferencias en la respiración (algunas escuelas contemporáneas enfatizan más la respiración lateral costal y sincronizan de forma distinta la inhalación/exhalación con el esfuerzo) o en el ritmo (el clásico tiende a un ritmo sostenido uniforme, mientras que el contemporáneo a veces incorpora tempos variados, pausas isométricas, etc., según el objetivo). En general, el enfoque contemporáneo tiende a ser más ecléctico y adaptable, mientras que el clásico es más fijo y uniforme. Ninguno es inherentemente mejor que el otro; simplemente persiguen la efectividad del método desde ángulos distintos.
Modificaciones, principios biomecánicos y variaciones en el método contemporáneo
Desde la perspectiva contemporánea, muchas de las modificaciones al método original se hacen para optimizar la seguridad y la eficiencia basadas en evidencias actuales. Por ejemplo, algunos ejercicios originales considerados potencialmente riesgosos para la columna cervical (como The Neck Pull sin apoyo, o Jack Knife para alguien con problemas cervicales) pueden omitirse o modificarse en un programa contemporáneo para ciertos alumnos. En su lugar, se añaden ejercicios preparatorios o alternativos que logran objetivos similares pero con menor riesgo. El Pilates contemporáneo se apoya en gran medida en principios de fisioterapia: evaluación postural, corrección de desequilibrios musculares y prevención de lesiones. Cada clase contemporánea puede ser única, diseñada tras observar qué necesita el grupo o individuo ese día. Esto contrasta con la rutina clásica estandarizada que se repite en cada sesión. Los partidarios del Pilates contemporáneo argumentan que este enfoque individualizado consigue mejores resultados a largo plazo en la mejora del movimiento funcional de cada persona . Por ejemplo, un instructor contemporáneo evaluará si un alumno tiene hombros redondeados y pecho contraído; si es así, incorporará más ejercicios de apertura de pecho y movilidad torácica, quizá sacando algunos ejercicios de la secuencia clásica que puedan reforzar esa postura si no se corrigen (como ciertos ejercicios de flexión sostenida) y reemplazándolos por otros que contrarresten el patrón postural negativo. En cambio, un enfoque clásico puro probablemente haría que ese alumno ejecutara la serie estándar completa, confiando en que con el tiempo su cuerpo se adaptará por sí mismo, pero sin intervención específica sobre su postura individual.
En términos de principios, tanto el Pilates clásico como el contemporáneo comparten las nociones fundamentales de centralización, concentración, control, precisión, fluidez y respiración . La diferencia es que el Pilates contemporáneo a veces pone un énfasis adicional en principios biomecánicos actualizados. Esto incluye la idea de estabilidad lumbo-pélvica neutra, alineación escapular activa, uso de la respiración tridimensional para facilitar el movimiento, etc. Las escuelas contemporáneas también suelen educar más al alumno durante la clase acerca de qué músculo está trabajando, por qué se hace cierta modificación, o cómo esto se transfiere a sus actividades diarias. El lenguaje puede variar: un clásico podría decir “haz el ejercicio tal cual se muestra, mantén el Powerhouse firme”, mientras un contemporáneo podría explicar “activa el transverso y el suelo pélvico para estabilizar la pelvis en neutro mientras elevas la pierna”. En ambos casos se busca activación profunda, pero la forma de explicarla difiere.
Otra diferencia notable es la variedad. En Pilates contemporáneo existe libertad para incorporar ejercicios “no clásicos” de otras fuentes si sirven al propósito. Por ejemplo, se puede incluir un ejercicio de movilidad de columna con rotación sacado de yoga, o algún trabajo de estabilización de hombros con bandas elásticas antes de intentar un movimiento complicado, aunque esos ejercicios no estén en ningún manual clásico. Esto hace que las clases contemporáneas muchas veces sean menos predecibles y ofrezcan retos variados cada sesión, lo cual algunos alumnos encuentran más entretenido. Mientras tanto, las clases clásicas, al repetirse el mismo repertorio, brindan un entrenamiento consistente y mensurable en progresión (el alumno puede notar cómo cada vez le sale mejor cierto ejercicio que hace en todas las clases).
Resumiendo las diferencias principales:
•Secuencia: Clásico mantiene el orden original fijo ; Contemporáneo reordena o modifica la secuencia según convenga .
•Aparatos y props: Clásico usa solo aparatos originales, sin accesorios adicionales ; Contemporáneo incorpora pelotas, bandas, aros, distintos aparatos modernos .
•Metodología de enseñanza: Clásico aplica el mismo sistema para todos (con pequeñas adaptaciones si acaso); Contemporáneo individualiza y personaliza más, apoyándose en ciencia actual .
•Ejecución técnica: Clásico se adhiere a la forma “tradicional” de cada ejercicio; Contemporáneo introduce variaciones en técnica apoyadas en biomecánica (p. ej. pelvis neutra vs. imprint, cambios en respiración, rango de movimiento modificado, etc.).
•Fluidez vs análisis: En clásico se prioriza la fluidez continua de la secuencia y se corrige “sobre la marcha”; en contemporáneo puede haber más pausas para ajustar postura o explicar detalles, antes de continuar con la serie. Aun así, ambos valoran la fluidez como uno de los principios pilares, solo que el clásico la lleva al extremo de prácticamente no interrumpir la clase, mientras el contemporáneo está dispuesto a romper el flujo un momento si es pedagógicamente necesario.
Pese a sus diferencias, es importante señalar que ambos enfoques comparten el espíritu del método Pilates: mejorar el cuerpo y la mente a través de movimientos controlados y conscientes. Un alumno que practique cualquiera de los dos estilos obtendrá beneficios de fuerza central, alineación y bienestar. Muchos instructores hoy día de hecho combinan lo mejor de ambos mundos según su criterio profesional. Para un instructor en formación, conocer estas diferencias le permite entender el porqué detrás de ciertas enseñanzas y elegir cómo aplicarlas con sus futuros alumnos.
Enfoque didáctico en la enseñanza clásica
La manera de guiar una clase en el estilo clásico tiene sus particularidades. El rol del instructor es fundamental para mantener la integridad del método a la vez que se adapta a los alumnos presentes. En este apartado se aborda cómo conducir la clase clásica y la importancia de la precisión y la fluidez en la ejecución.
Cómo guiar una clase en el estilo clásico
En una clase de Pilates clásico, el instructor típicamente adopta un papel de director de orquesta que marca el ritmo y orden de los ejercicios, asegurándose de que todos los participantes sigan la secuencia establecida. A diferencia de otras disciplinas donde el instructor quizá improvisa o decide en el momento el siguiente movimiento, en el Pilates clásico el instructor ya sabe exactamente qué ejercicio sigue a cuál, y prepara a los alumnos para ello con anticipación mínima pero efectiva. Por ejemplo, al terminar The Roll Up, el maestro puede dar una breve indicación como “preparen las piernas para Roll-Over” mientras los alumnos colocan sus brazos; de ese modo la transición es rápida y todos continúan. Esta forma de guiar requiere que el instructor tenga él mismo muy interiorizada la secuencia clásica y sus transiciones.
En clases grupales clásicas (sea en mat o en varios Reformers), el profesor suele demostrar o al menos indicar el primer par de repeticiones de un ejercicio y luego observar y corregir, más que detenerse largo rato en explicaciones teóricas. La clase fluye de principio a fin casi sin interrupciones, por lo que las explicaciones deben ser concisas y claras. Se utilizan con frecuencia comandos verbales cortos y específicos (por ejemplo: “Ombligo adentro, estira las piernas, inhala, sube… exhala, baja con control”) que guían el movimiento en tiempo real. También es común en la enseñanza clásica el uso de señales verbales rítmicas para mantener el compás, por ejemplo contando hasta cinco en The Hundred o diciendo “arriba”/“abajo” al unísono con la clase. Esto imprime un carácter casi coreografiado a la sesión.
El instructor clásico igualmente recurre a retroalimentación táctil y visual. Puede recorrer la sala ajustando la posición de una pelvis, alargando la nuca de un alumno, o activando sus abdominales con un toque, todo sin interrumpir a los demás. Por ejemplo, mientras la clase ejecuta Spine Stretch Forward, el instructor puede pasar y corregir la alineación de la columna de cada uno rápidamente, uno tras otro, manteniendo un ojo en el tiempo para seguir al próximo ejercicio. Esta habilidad de “multi-tarea” es parte del arte de la enseñanza clásica. La imagen clásica de un maestro de Pilates podría ser la de aquella persona que camina entre los alumnos diciendo “¡Estira las rodillas! ¡Más centro! ¡Fluye en el movimiento!” al tiempo que coloca una mano en la espalda de alguien para que alcance la posición correcta. En efecto, una enseñanza presencial y atenta, con indicaciones verbales y táctiles precisas, es característica del estilo clásico.
Otra faceta didáctica del método clásico es que el instructor busca fomentar la autonomía y memoria corporal del alumno a largo plazo. Dado que la secuencia se repite de manera consistente, los alumnos con el tiempo recuerdan el orden y los detalles de cada ejercicio. En entrenamientos avanzados, es común que el instructor brinde menos explicaciones y los alumnos prácticamente “sepan” lo que viene, permitiendo que la clase avance casi como un ritual grupal sincronizado. Esto no significa que el profesor se vuelva innecesario, sino que su papel evoluciona: de enseñar y corregir fundamentos en niveles básicos, pasa a pulir sutilezas y a motivar el máximo desempeño en niveles avanzados, pues ya no tiene que decir “qué viene después” sino cómo hacerlo mejor.
En suma, guiar una clase clásica requiere preparación previa (conocer el plan de clase fijo), presencia durante (corregir y marcar el ritmo) y consistencia a lo largo del programa de entrenamiento del alumno.
Importancia de la precisión y fluidez en la ejecución
Dos palabras resumen la filosofía de ejecución en Pilates clásico: precisión y fluidez. Estos conceptos forman parte de los principios fundamentales del método y son especialmente enfatizados en la enseñanza clásica.
•Precisión: Cada ejercicio de Pilates tiene una forma ideal de realización, con alineaciones específicas y activaciones musculares determinadas. En la enseñanza clásica, el instructor hace hincapié en lograr esa colocación exacta del cuerpo. La posición de la pelvis, el ángulo de las piernas, la coordinación respiratoria, todo detalle cuenta. Por ejemplo, en un Side Kick clásico, se insiste en que la cadera permanezca apilada, el cuerpo alineado de la cabeza a los pies y que la patada no comprometa la estabilidad del tronco. La corrección constante de estos detalles es una prioridad. La calidad prima sobre la cantidad: es preferible hacer 5 repeticiones perfectas que 10 descuidadas. Joseph Pilates escribió que “unos pocos movimientos bien diseñados, ejecutados con precisión, valen por horas de hacer movimientos descuidados” – y el estilo clásico encarna esta idea. Un buen instructor clásico recalca esto a sus alumnos, evitando que sacrifiquen técnica por llegar más lejos o hacer más repeticiones. De hecho, en Pilates no se suele “sentir quemazón” por infinitas repeticiones; más bien se busca un trabajo fino y consciente. Como bien lo resume la literatura, “la correcta ejecución de los distintos elementos que componen cada ejercicio es más importante que el número de repeticiones o series” . Así, durante la clase, el instructor estará continuamente afinando la precisión: “relaja esos hombros”, “contrae más el abdomen”, “no dejes caer la pierna tan abajo”, etc. Esta atención al detalle no significa que la clase sea lenta; al contrario, ocurre en tiempo real dentro del flujo de la sesión.
•Fluidez: Junto con la precisión técnica, la fluidez de movimientos es esencial en el Pilates clásico. Pilates describió su método como un flujo continuo de movimiento sin interrupción. En la práctica, esto se traduce a que los ejercicios se encadenan de forma dinámica y elegante. El instructor clásico inculca a sus alumnos la idea de moverse “como si fuera una danza”, con transiciones suaves en vez de movimientos bruscos o segmentados. Por ejemplo, al pasar de The Teaser a Hip Twist, en lugar de detenerse por completo, se les anima a que directamente cambien la posición con control y sigan. La fluidez también implica controlar tanto la fase activa del movimiento como la fase de retorno, sin “colapsar”. Un principio que se repite es “movimiento uniforme y controlado”. En la enseñanza clásica, muchas veces se indica que los movimientos deben tener un ritmo constante, evitando aceleraciones o pausas innecesarias. Esta cadencia rítmica favorece la conexión mente-cuerpo y la concentración. Además, la fluidez tiene un componente estético y de eficiencia: un cuerpo que se mueve fluidamente gasta la energía justa y transmite armonía. El instructor clásico entrena esa cualidad al no permitir, por ejemplo, que un alumno haga un ejercicio a trompicones; si eso ocurre, puede retroceder a un ejercicio más sencillo o dar una instrucción adicional para que la ejecución se vuelva más suave.
La combinación de precisión y fluidez puede parecer un dilema (¿cómo ser preciso sin volverse “robótico”?), pero precisamente ahí radica el arte del Pilates: lograr movimientos precisos y fluidos a la vez. En el estilo clásico, la precisión nunca se sacrifica por la fluidez, pero tampoco se pierde la fluidez por estar hiper-analizando la precisión. Un buen instructor sabrá equilibrar ambas demandas en sus indicaciones. Por ejemplo, puede corregir la posición de un pie rápidamente sin frenar el ejercicio completo, o puede hacer que todos repitan un ejercicio con una pequeña mejora pero manteniendo el ritmo global de la clase.
En términos didácticos, el instructor clásico suele encarnar estos principios fundamentales durante la clase, sirviendo de modelo. Su voz, sus demostraciones y correcciones reflejan control y fluidez, inspirando a los alumnos a imitarlos. Por ejemplo, al demostrar un ejercicio, lo hará con gracia y exactitud, porque entiende que los alumnos aprenden también observando cómo se mueve el instructor. Asimismo, inculca disciplina: llega un punto en que los alumnos saben que no se les permitirá una forma descuidada; la expectativa es alta, lo que los motiva a concentrarse más. Todo esto se hace, sin embargo, manteniendo un ambiente de energía positiva y motivación, no de tensión. Muchos instructores clásicos utilizan frases de aliento o imágenes mentales (visualizaciones) que provenían del propio Joseph Pilates para ayudar a conseguir precisión sin tensionar: por ejemplo, “Imagina que pasas por un pasillo estrecho” para alinear el cuerpo, o “mueve tus brazos en el Hundred como si fueran alas fuertes bombeando aire”. Estas imágenes facilitan la ejecución correcta manteniendo la fluidez del ejercicio.
En la enseñanza contemporánea suele haber más explicaciones detalladas antes de moverse, mientras que en la clásica se aprende haciendo. Esto significa que el alumno quizás no entienda intelectualmente todo al inicio, pero a través de la repetición constante y las correcciones en vivo, va refinando su movimiento. Es un enfoque más kinestésico. Por supuesto, un buen instructor clásico también responderá preguntas y puede explicar fuera de la secuencia durante un taller o al final de la clase algún concepto, pero durante los ejercicios, la prioridad es sentir y ejecutar, no teorizar.
En resumen, el enfoque didáctico clásico se caracteriza por: clases estructuradas y rítmicas, con el instructor guiando de forma continua; énfasis en la forma perfecta de cada movimiento (precisión) y en la continuidad sin interrupciones (fluidez); uso de correcciones verbales y táctiles breves pero constantes; y transmisión de la filosofía original de que el Pilates es un entrenamiento tanto físico como mental que requiere concentración absoluta. Al final, el objetivo es que el alumno experimente en carne propia el ideal de Joseph Pilates: “la completa coordinación de la mente, el cuerpo y el espíritu” a través de movimientos controlados . La metodología clásica, con su disciplina en la secuencia y su atención minuciosa a la ejecución, busca precisamente lograr esa coordinación y convertir la clase en una experiencia de movimiento consciente de alta calidad.
Fuentes: La secuencia original de 34 ejercicios en Mat fue documentada por Joseph Pilates en Return to Life, enfatizando la importancia del orden en la esencia del método. El repertorio clásico en Reformer inicia con el trabajo de pies para alinear el cuerpo, según el diseño del “Universal Reformer” patentado por Pilates. Un estudio clásico auténtico utiliza todos los aparatos originales (Reformer, Cadillac, Sillas, Barriles) para aplicar el método tal como fue concebido, sin añadidos externos. La división en niveles (básico, intermedio, avanzado) es una adaptación pedagógica posterior para graduar la dificultad, distribuyendo ejercicios sencillos como The Hundred en básico hasta ejercicios complejos como Jack Knife o Boomerang en avanzado. Se recomienda progresar de nivel de forma escalonada y ordenada, asegurando fundamentos sólidos antes de ejercicios avanzados, para un desarrollo físico seguro y efectivo. En el enfoque contemporáneo, en contraste, se permite mayor flexibilidad en la secuencia y en las adaptaciones, incorporando principios de la ciencia del movimiento moderna y modificaciones según cada individuo. Las escuelas contemporáneas enfatizan la personalización y la evolución del método con nuevas técnicas, argumentando que evaluar y ajustar el programa a la postura y necesidades del alumno es preferible a aplicar una rutina estándar en todos los casos. No obstante, tanto clásico como contemporáneo comparten principios base como la centralización, control, precisión, fluidez y respiración, que deben estar siempre presentes durante la práctica. En la enseñanza clásica, especialmente, el instructor se enfoca en la alineación y la técnica rigurosa con énfasis en respiración, control y fluidez, ya que “unos pocos movimientos bien diseñados, realizados correctamente en una secuencia equilibrada, son más valiosos que horas de movimientos descuidados”, reflejando la prioridad de calidad sobre cantidad. Estas diferencias y similitudes metodológicas son importantes para futuros instructores, pues les permiten apreciar el legado original a la vez que entender las razones detrás de las variantes contemporáneas, formando así profesionales versátiles y fundamentados en la enseñanza del método Pilates.